Hablemos un poquito del corazón....
¿Sabías que el corazón es también un cerebro con capacidad de aprendizaje, memoria y toma de decisiones independiente del cortex cerebral?
¿Sabías que su fuerza eléctrica es 6 veces más poderosa que la del cerebro y su potencia magnética puede medirse a más de 5 metros? Pues así es.
Su sensibilidad es inmediata a las emociones, reaccionando ante un susto, un acceso de rabia o un abrazo delicioso. De igual modo, responde y cambia de forma inmediata ante un sentimiento de empatía o amor incondicional.
La ciencia ha demostrado que el estado emocional de una persona, se refleja en el campo electromagnético generado por el corazón y que los campos de muy baja frecuencia similares al campo electromagnético cardíaco, son capaces de afectar a los tejidos vivos en condiciones de laboratorio, de cambiar la estructura molecular del agua o de producir cambios conformacionales en el ADN. Es decir, que los campos electromagnéticos son detectables por los sistemas biológicos a nivel celular. Y el contacto físico juega un importante papel a la hora de facilitar el intercambio de energía, como ocurre al darnos un abrazo. Una auténtica maravilla ocurre cuando un corazón se sitúa junto a otro y ambos sintonizan y acaban latiendo a la vez y compartiendo su ritmo. Por eso el corazón de abuelxs ordenan el patrón rítmico del nietxs, o la madre el de su hijx, o lxs enamoradxs tienden al unísono. Y si se colocan varios corazones juntos también llegarán a compartir el ritmo, como le pasa a lxs músicxs de una orquesta. La sincronización entre corazones nos habla de su poder de adaptación y de resonancia con el ritmo más armónico, lo que también establece las bases de la relación de terapeuta-paciente. Nuestras emociones tienen la capacidad de contagiar a aquellxs que se encuentran en nuestra cercanía. Las emociones de lxs demás nos afectan a nosotrxs mismxs.
Sabiendo esto... ¡Cómo no dedicar un poquito más de atención y cuidado a nuestro corazón!
Prometo un post con claves de autocuidado para el corazón.
Feliz verano.
*Fotografía Aritz Sardina.
*Suena "Massenet: thaïs, Act 2: Méditation".
*Información extraída del artículo “La consciencia del corazón. De la memoria celular a la mente no local. De Tomás Álvaro.
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