DEJA QUE TE CREZCA UNA MADRE ADENTRO
- Edurne Baeza San Martín
- 4 abr
- 1 Min. de lectura

Todas, inevitablemente, arrastramos heridas, carencias o daños.
Todas, guardamos vivencias que nos han dejado cicatrices.
Todas, hemos necesitado cosas que no hemos tenido.
Esto, nos ha dejado agujereadas de falta adentro.
Y ahora, a veces, cuando las dificultades se juntan,
estas heridas o agujeros, claman voraces.
Es natural.
Y no, no podemos volver atrás.
No podemos retroceder en el tiempo y evitar el daño;
tampoco podemos volver para cubrir las carencias
o ponernos a salvo.
Lo que sí podemos hacer, aquí y ahora,
desde la mujer adulta que somos,
es mirar de frente a esa niña
o a esa joven.
Podemos reconocer su daño,
validar su necesidad,
confiar en su potencialidad
y acompañar su proceso.
Deja que te crezca una madre adentro,
que te bese los ojos y te acaricie el pelo;
que te insufle confianza ante el miedo
y te de foco cuando aparezca la duda.
Deja que te crezca una madre adentro,
qué ría, divertida, con tus torpezas
y te anime, tierna,
a aprender en tus fracasos.
Deja que te crezca una madre adentro,
que te señale, con amor, cuando no actuaste desde el corazón
y te muestre el camino de vuelta,
sin látigos, ni vergüenza, solo responsabilidad.
Deja que te crezca una madre adentro,
que te diga lo bonita y divertida que eres,
sin peros,
justo a tu manera.
Deja que te crezca una madre adentro
y empieza,
ya,
a MATERN-ARTE.
Comments